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My childhood friend and classmate Joaquin Boschma from Escuela Americana in San Salvador, was touched by my artistic view of the post covid19 world that is affecting us all, and decided to share his thoughts about it, as a gift of hope and purpose to our Salvadoran people ravaged by not only the pandemic, but also by torrential rains that inundated our little but strong country. Thank you to La Prensa Gráfica for giving Joaquin and I a means to reach our people. I look forward to more collaborations with Joaquin and others whose talents compliment mine.
Nos ha llovido torrencialmente sobre El Salvador, además de soportar la carga de una larga cuarentena por el efecto del coronavirus, pero bien que el ánimo del salvadoreño no se doblega y sigue luchando, ayudando a quienes lo necesitan, sin necesidad de izar banderas y uniendo sus voces para salvaguardar vidas como prioridad.
Todos visualizamos un futuro lleno de paz y un vivir en balance con la naturaleza, implorando se tomen las mejores decisiones al abrir de nuevo la economía. En medio de esta vida en pandemia, compartimos, con una compañera de época escolar, Geraldina Interiano Wise, nuestra posición acerca de la vida después del Covid-19 en el mundo y en El Salvador.
Me impresiona su proyecto #thebluelineproject (www.geraldinainterianowise/blog) y su visión del mundo #blueera2020. Desde su trazo de pincel, expresa que las eras son divisiones en una escala de tiempo geográfica y que nos dirigimos hacia un paradigma post-Coronavirus, la "Era Azul". En dicha era los seres humanos compartimos el aislamiento, el distanciamiento social y con voces apagadas detrás de máscaras faciales, la oportunidad de reiniciar.
Ya plasmada su obra, cuyo concepto se denomina "wormhole" (agujero de gusano: una estructura hipotética del espacio-tiempo concebida como un túnel que conecta puntos que están separados en el espacio y el tiempo), nos prende en un imaginario de la humanidad que está pasando por encima de una línea azul, un portal lineal azul contra cielos azules limpios y soleados, entrando en un idílico paisaje post coronavirus, con alegría, los niños que sostienen las manos de sus padres han saltado por encima de la línea azul.
La humanidad se mueve al unísono hacia una nueva y saludable convivencia entre sí mismos y con el planeta. Quien observa sus lienzos puede ver impregnado el mensaje de que el mundo debe elegir, sin lugar a duda, comprometerse con el cuido de las personas, la salud, la educación, las vías fluviales y océanos, por un equilibrio y armonía entre la explotación de los recursos y la renovación de estos y con los animales y la naturaleza; hacia una raza humana unificada y un respeto sincero por el planeta.
Por este mundo gravitamos, nos entendemos, manifestamos nuestras diferencias y sentamos posiciones ante nuestras inconformidades, las cuales ahora con la crisis de la pandemia, parecen ser parte de una ola colectiva en donde los sentimientos concernientes al planeta "azul", son los mismos desde las distintas voces que claman por luchar contra la contaminación del aire, agua y tierra, por un equilibrio entre el desarrollo económico y la naturaleza, por una mayor igualdad social entre los humanos.
Nos encontramos ante la oportunidad de "reiniciar" nuestra actitud hacia la vida, de volver al mundo mejorándolo nosotros mismos, de cruzar la línea azul, sin mirar hacia atrás. Es un momento en el que todos debemos con seriedad cuestionarnos por cómo definir nuestro nuevo "Yo", y el entorno en el cual podamos aspirar a desarrollarnos a plenitud, a explorar e indagar y a no dar por sentado que las cosas ocurren porque sí.
A veces la mirada de la vida desde la esencia del espíritu plasmado desde la obra de un artista nos debe llevar a preguntarnos, ¿estamos listos para cruzar hacia una nueva era? ¿estamos comprometidos a cruzar esa línea azul? Nuestros proyectos de vida, incluyendo todos los que aspiramos, aguardan respuesta.
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